Día 232: "Out of Africa" de John Barry (1985)

Desde Beat girl en 1959 hasta Enigma en 2001, el músico inglés John Barry nos ha legado más de 100 bandas sonoras, algunas de ellas, en especial las galardonadas con un Oscar (Born free, The lion in winter, Out of Africa y Dances with wolves), historia viva del séptimo arte.
Out of Africa (Memorias de África) fue compuesta entre la sintetizada Jagged edge y la aparatosa Howard the Duck. Hoy en día es considerada, junto con The Mission de Ennio Morricone, Chariots of fire de Vangelis y Titanic de James Horner, una de las bandas sonoras con score original más vendidas de todos los tiempos.
Barry, consciente del material que tenía entre manos, compuso un tema principal, I had a farm in Africa, que profundizaba en el componente melancólico de profundo romanticismo que desprendía la historia original de Isak Dinesen. La partitura rinde pues homenaje a una mujer que luchaba contra lo establecido mediante una serie de temas de imponente elegancia que no eluden la intensidad dramática. De hecho, Out of africa es un modelo de score de género, y en él el compostitor británico evoca el paisaje africano mediante la fuerza de los instrumentos de cuerda en perfecta sintonía con los de viento (en especial la trompa).




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Día 231: "Indochine" de Patrick Doyle (1992)

Desde la televisiva Twelfth night, or what you will (1988) hasta Igor (2008), el músico escocés Patrick Doyle ha compuesto cerca de 50 bandas sonoras, algunas de ellas consideradas de las más importantes de las últimas dos décadas (Henry V, Carlito's way, Much ado about nothing, Sense and sensibility, Hamlet).
En 1992 iniciaría su estrecha colaboración con el cineasta francés Régis Wargnier, con el que, desde entonces, trabajaría en todas sus producciones (Indochine, Une femme française, Est-ouest, Man to man, Pars vite et reviens tard y La ligne droite -esta última aún sin estrenar-), a excepción de la cinéfila Lumière et compagnie y del documental Coeurs d'athlètes.
Indochine (Indochina) fue un gran éxito comercial en su momento, potenciado además por la consecución del Oscar a la mejor película extranjera en habla no inglesa. Pese a los defectos del filme, en especial su tono exageradamente melodramático, Patrick Doyle supo dotarlo de un brío más allá de su carga desmesurada.
El score comienza con un tema, L'adoption, que parece marcar el resto de la banda sonora, pues en él Doyle presenta su bien reconocido estilo de británica distinción, oportunamente adaptado a la idiosincrasia francesa. Alejándose de contenidos folclóricos más o menos previsibles, construye una partitura enfática y muy sugerente en lo descriptivo que huye de lo pintoresco para acercarse al lado más académico de la música cinematográfica.

Orquestador: Lawrence Ashmore.
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Día 230: "Blade runner" de Vangelis Papathanassiou (1982)

Vangelis Papathanassiou es a música electrónica lo que Max Steiner es a música sinfónica. Simple pero adecuado a una definición de la importancia del compositor heleno en el cine. Autor de unas 40 bandas sonoras, sus partituras gozan de una popularidad a prueba de escepticismos. Tanto es así que algunas figuran entre las más vendidas de todos los tiempos (Blade runner, Chariots of fire, L'opéra sauvage).
En 1982 recibió un polémico Oscar por su composición para la producción británica Chariots of fire, cuyo tema principal puede presumir de ser uno de los más innovadores de la historia. El mismo año se estrenó la película de Ridley Scott Blade runner, uno de los filmes de culto más notables de la década de los 80. Pese a la trascendencia de la música de Vangelis, la banda sonora sufrió durante años una rocambolesca vida editorial que desembocó con la publicación en 2007 de la obra completa. En un principio circuló con gran éxito la versión de The New American Orchestra, quien realizó una más que digna, aunque controvertida, adaptación del score.
Blade runner es una composición cuyo protagonismo electrónico se adecúa a la perfección al carácter futurista de la historia original escrita por Philip K. Dick. A través de melodías que mezclan la brillantez poética con la oscuridad temática, Vangelis nos transporta a un universo de tonalidades etéreas reforzadas por el peculiar sonido creado por los sintetizadores.

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Día 229: "Papillon" de Jerry Goldsmith (1973)


Situada entre dos obras intrascendentes, The Don is dead y la televisiva Indict and convict, Papillon es una de las obras maestras indiscutibles del gran Jerry Goldsmith. En una época en la que el músico californiano era el referente de la industria (basta con ver la repercusión de scores anteriores como Freud, The prize, Río Conchos, Planet of the apes, Patton o Wild rovers), Papillon reafirmó su status de autor sin fisuras y con una increíble capacidad camaleónica. El score parte con el célebre vals Theme from Papillon, en el que el protagonismo de un acordeón 'afrancesado' resalta el aire melancólico y afligido del personaje interpretado por Steve McQueen, un preso en busca de una libertad casi utópica.
Goldsmith hace que su partitura evolucione a través de una serie de temas que abarcan todo el espectro de su estilo académico. De hecho, siempre ha sido un artista ejemplar en el desarrollo de melodías alejadas de lo insustancial, y en Papillon vuelve a resaltar el poder de la música en el cine gracias a su apasionado vigor narrativo, ejemplificado en cortes como Gift from the sea o Survival.

Orquestador: Arthur Morton.


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Día 228: "Back to the future" de Alan Silvestri (1985)

Entre 1979 y 1983 Alan Silvestri, con poco más de 30 años, se forjaba un futuro trabajando en las series Starsky & Hutch y CHiPs, demostrando en ellas que el medio televisivo es posiblemente el mejor de cara a afianzarse dentro de la música de cine. En 1984 recibió la llamada del que, con posterioridad, sería su inseparable colaborador: el director Robert Zemeckis. Con Romancing the stone, score que mezclaba con inusitada pericia lo clásico con lo moderno, el músico neoyorquino encontró de repente abiertas las puertas de Hollywood. Pero no sería hasta un año después, con la banda sonora de Fandango, que su enérgico estilo academicista de imponentes orquestaciones se mostrara con toda su fuerza. Fue el preámbulo a su obra maestra: Back to the future (Regreso al futuro). La película de Zemeckis es ya un referente del cine de ciencia-ficción, a pesar de que sus dos continuaciones no llegaran a la altura de la primera parte. En cuanto a la partitura, Silvestri firma una obra muy resolutiva en lo formal que destaca el componente orquestal, que toma su punto de referencia en un tema principal de tono fanfárrico que parece extraído de la filmografía de John Williams.
Pero lo que es quizás más destacable de Back to the future es la modélica combinación de temas pop y rock con el score orquestal de Silvestri. De hecho, el célebre tema compuesto por Huey Lewis and the News es de los pocos (fuera del cine musical) que resultan efectivos dentro de una película.

Orquestador: James B. Campbell.




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Día 227: "E.T.: The extra-terrestrial" de John Williams (1982)

Escrita entre el prescindible compromiso que supuso Heartbeeps y el suntuoso academicismo de la obra maestra Monsignor, John Williams compuso en 1982 la que sería su tercera banda sonora original galardonada con un Oscar, E.T.: The extra-terrestrial (E.T.: El extraterrestre). La película dirigida con pasión juvenil por Steven Spielberg es ya todo un clásico que ha envejecido en el fondo poco, lo cual demuestra su carácter de filme casi magistral. Además, el propio realizador siempre ha confesado que su obra no habría sido la misma sin la inmejorable e imprescindible aportación de su gran amigo John Williams. De hecho, ha llegado a afirmar que el compositor, junto con el montador Michael Kahn, han sido los profesionales más importantes de sus películas.
E.T. es considerada tanto por la crítica como por los aficionados una de las obras cumbre de la música cinematográfica. El score contiene todo lo mejor de un artista sin igual: Far from home/E.T. alone (presentación del personaje principal a través de una introducción que mezcla lo dramático con lo elegíaco); Frogs (demostración del magnífico sentido del humor del músico neoyorquino); E.T. is dying (exponente de bellísimo lirismo sinfónico); o Escape/Chase/Saying goodbye (para muchos la cumbre sinfónica de Williams, con un epílogo a lo Strauss que conmueve por su gran emotividad).
En definitiva, E.T.:The extra-terrestrial es una banda sonora que permanecerá siempre en nuestro recuerdo por su loable estilismo y por su elegancia clásica, algo que se echa mucho de menos hoy en día.

Orquestadores: Herbert W. Spencer & Angela Morley (no acreditada).
Música adicional: Angela Morley (no acreditada).




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Día 226: "Ice Station Zebra" de Michel Legrand (1968)

De impresionante podría calificarse la filmografía de Michel Legrand, compuesta por cerca de 200 bandas sonoras, de entre las que sobresalen joyas como Les parapluies de Cherbourg, The Thomas Crown affair, Summer of '42 o Yentl. Sin embargo, en raras ocasiones ha conseguido que sus scores acabaran siendo lo suficientemente reconocibles por los aficionados, ya que la mayor parte de los mismos pertenecen a películas de escasa repercusión mediática internacional.
En 1968 recibió uno de sus encargos más ambiciosos: Ice Station Zebra (Estación Polar Cebra). La espectacular película dirigida por el siempre solvente John Sturges (The magnificent seven) fue uno de las producciones de mayor éxito de finales de los 60, y, en cierta manera, la música de Legrand contribuyó al mismo por su plausible sentido de lo grandioso.
Partiendo de un prólogo que desarrolla el tema central, auténtico protagonista de la partitura, y que sigue los cánones tradicionales del género de acción, Legrand se deja llevar por el carácter dinámico de la película firmando una serie de temas enérgicos que no desdeñan los momentos de puntual dramatismo que acentúan las escenas de suspense. Ice Station Zebra es pues un score muy recomendable si, como aficionado, se añoran las melodías solemnes y vigorosas en lo orquestal.




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Día 225: "North and south" de Bill Conti (1985-86)

El compositor estadounidense Bill Conti es uno de los más prolíficos de entre los que se encuentran en activo actualmente. Autor de más de 125 bandas sonoras para el cine y la televisión, su obra es modelo de sobriedad y profesionalidad, por lo general con una gran capacidad de adaptación.
Entre 1985 y 1986 compuso la música para los 12 episodios de la reputada serie North and south (Norte y sur). Dividida en dos partes o temporadas, gozó en su momento de una gran popularidad, así como el tema escrito por Conti y que aparecía en los animados títulos de crédito iniciales. Siguiendo en cierta manera la estela de su oscarizada The right stuff (compuesta dos años antes), el músico nacido en Providence (Rhode Island) desarrolló un score de agradecido sinfonismo que parecía dejar de lado la idea de que la música televisiva suele ser de poca solvencia. En el caso de North and south Conti dio la mejor de sí mismo en una obra de extensa duración que, sin embargo, no resulta irregular sino más bien arquetipo de lo que debe ser una composición para la pequeña pantalla.

Orquestadora: Julie Giroux.
Música adicional: Julie Giroux & Greig McRitchie.

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Día 224: "The appartment" de Adolph Deutsch (1960)

The appartment (El apartamento) fue la penúltima composición del músico británico Adolph Deutsch tras más de 30 años de creaciones dentro de la industria cinematográfica. Empezó con Erich von Stroheim en 1928 con The wedding march, al que seguirían, entre otros, scores como Swing your lady, High Sierra, The Maltese Falcon, Little women, Father of the bride o los arreglos para comedias musicales como Show Boat, The band wagon u Oklahoma!
En 1959 sería contratato para componer la música de una de las obras maestras del gran Billy Wilder, Some like it hot, interviniendo un año después en una de las cumbres del séptimo arte: The appartment. Para esta nueva colaboración con el director polaco (aunque en su momento la ciudad donde nació, Sucha, pertenecía al imperio austro-húngaro), Deutsch compuso un tema central de clara inspiración clásica dominado por la presencia de un piano que reforzaba el componente romántico del filme de Wilder. The appartment es un score que combina con singular sencillez el jazz y la gran orquesta, en un conjunto melódico propio de una época en la que predominaban las sonoridades amables alejadas de toda atonalidad. Con ellas los músicos, y Deutsch en particular en este caso, querían mostrar el lado más jocoso y sentimental de las comedias, huyendo así de toda pretensión innovadora.
Como curiosidad señalar que el autor de la orquestación fue un jovencísimo John Williams, intérprete además de los solos de piano.

Orquestador: John Williams (no acreditado).


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Día 223: "The Diary of Anne Frank" de Alfred Newman (1959)

Siguiendo la estela de músicos recientemente comentados como Max Steiner o Frank Skinner, el caso del compositor 9 veces ganador del Oscar Alfred Newman es muy semejante, al menos si hablamos de su carácter prolífico, pues compuso cerca de 200 bandas sonoras para el cine, aunque es necesario reseñar que buena parte de ellas correspondían a arreglos de comedias musicales como Alexander's Ragtime Band, State fair, Daddy Long Legs, The king and I o Camelot.
De entre sus scores originales sobresalen obras maestras como Airport, How the west was won, All about Eve o Anastasia. Pero la que es quizás su obra más representativa, aunque sólo sea por el hecho de ser su score más emotivo, es The Diary of Anne Frank (El Diario de Ana Frank). Compuesta en 1959, cuando era considerado uno de los grandes compositores del momento, resulta una pieza orquestal que prioriza la elegancia y sobriedad de su tema principal (Overture and Main title), uno de los más reconocidos en la historia del cine. Desde dicha melodía Newman recrea el sobrecogedor drama de Ana Frank a través de una construcción sinfónica que destaca lo bucólico y, a la vez, lo trágico. El artista nacido en Connecticut siempre ha dado énfasis en sus scores al carácter expresivo de la música, y con The Diary de Anne Frank nos legó una obra de majestuoso clasicismo que es modelo de eficiencia y lirismo.

Orquestador: Edward B. Powell.
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Día 222: "La mariée était en noir" de Bernard Herrmann (1968)

Uno de los momentos más polémicos de la historia de la música en el cine fue la ruptura de la relación personal y artística de dos genios como Bernard Herrmann y Alfred Hitchcock, debida al rechazo del director británico del score compuesto por el músico neoyorquino para Torn curtain. Fue un momento clave en la vida de Herrmann, que acentuó, aún más si cabe, su carácter melancólico y solitario.
Decepcionado, viajó a Europa para colaborar con el cineasta francés François Truffaut (auténtico admirador de Hitchcock), quien le contrató para escribir el que sería uno de sus trabajos más influyentes: Fahrenheit 451. Dos años después volvería a colaborar con Truffaut en el fallido melodrama La mariée était en noir (La novia vestida de negro). Herrmann realizó una obra en la que, en el fondo, autoparodiaba sus scores con el maestro inglés, en especial Vertigo y Marnie.
La película fue un fracaso relativo de taquilla, pese a la excelencia de una banda sonora caracterizada por su belleza formal y, sobre todo, por su temática romántica. Además, el músico neoyorquino demostró que una composición original resaltaba la acción con mucha más convicción que las melodías barrocas incluidas caprichosamente por el realizador galo.

Orquestador: Bernard Herrmann.


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Día 221: "Toy soldiers" de Robert Folk (1991)

Robert Folk es uno de los más interesantes compositores norteamericanos de las últimas dos décadas. Autor de cerca de 70 bandas sonoras entre cine y televisión, en la mayoría de ellas ha destacado por una sorprendente creatividad, ya que sus scores suelen corresponder a producciones de muy poco calado artístico (Police academy, Loaded weapon, Major league III,...). Y es precisamente por ese carácter de autor 'maldito' relegado a películas de serie B, que Folk merece todos los aplausos al crear obras de innegable belleza y profesionalidad pese a los mimbres poco o nada edificantes.

En 1991 compuso la que es quizás su obra más reputada: Toy soldiers (Operación: Soldados de juguete). La historia de un ataque terrorista a un instituto sirve al realizador Daniel Petrie Jr. para firmar un filme de acción un tanto previsible que se beneficia del ágil y apasionado score de Folk y, en especial, de su tema principal Regis School, uno de los más logrados de los 90. A partir de dicho prólogo el músico neoyorquino desarrolla una partitura de esforzado dramatismo sinfónico que convierte a la película de Petrie en un producto de mejor factura, lo cual demuestra la competencia de una banda sonora que se ha convertido con el paso de los años en un auténtico clásico.


Orquestadores: Robert Folk, Randy Miller & Peter Tomashek.




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Día 220: "The red pony" de Aaron Copland (1949)

Resulta realmente incomprensible que las dos obras maestras de Aaron Copland, The red pony y The heiress, aún no tengan a día de hoy edición en CD (aunque sí es cierto que se han publicado bastantes grabaciones de las suites que el músico norteamericano adaptó de las bandas sonoras). En el caso de la película The red pony (El pony rojo) se trata de una adaptación de la novela de John Steinbeck, autor también del propio guión, dirigida por Lewis Milestone y protagonizada por Robert Mitchum y Myrna Loy. El score de Copland juega con los tonos que destacan el carácter en apariencia superficial de la historia (un niño que suspira por tener un pony, sin ser consciente aún de las responsabilidades que ello conllevará), pero que gracias a la madurez literaria de Steinbeck, y obviamente a la musical del propio Copland, se acaba convirtiendo en una obra densa en lo temático y generosa en la descripción de situaciones.
El compositor nacido en Nueva York siempre ha sido un artista que se ha decantado, tanto en sus obras de concierto como en su escasa música para la gran pantalla, por el estilo americana en el que prima la influencia folk, pero sin evitar aquella más académica proveniente de autores como Charles Ives o Jerome Kern.
En The red pony Copland se sale en cierta manera de los cánones del western clásico de Hollywood, en el que un enfático leimotiv central condicionaba el resto de la partitura, para crear una obra de fuerte carisma estilístico en cada tema, sin fisuras y repleta de momentos perdurables. En definitiva, una obra maestra.

Orquestadores: R. Dale Butts & Nathan Scott.




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Día 219: "Forever Amber" de David Raksin (1947)

David Raksin empezó su carrera cinematográfica como arreglista en 1936, a la edad de 23 años, de las melodías tarareadas por Charles Chaplin para Modern times. Desde entonces y hasta bien entrada la década de los 40, su labor para los estudios de Hollywood se centró en las orquestaciones, las composiciones para comerciales y tráilers, y los scores de series B, para los que incluso ni siquiera era acreditado. Eran años de juventud en una industria que aún tardaba en reconocer sus valores. Pero cuando se tiene talento siempre suele llegar la oportunidad. En 1944 la Fox le contrató para componer la música de la obra maestra de Otto Preminger Laura, para la que escribió una de las melodías más memorables de la historia del séptimo arte. Curiosamente un problema con los derechos hizo que no pudiera en el futuro beneficiarse del enorme éxito de su canción.
A partir de ese momento su nombre empezó a ser reconocido ( y acreditado), escribiendo los scores de filmes como Fallen angel, The secret life of Walter Mitty y la superproducción de Daryll F. Zanuck Forever Amber (Ambiciosa). Fue un intento en cierta forma fallido de recuperar el éxito de las grandes películas de la última década, pero en taquilla los resultados fueron poco convincentes.
Raksin compuso un score de increíble belleza melódica que se inspiraba en el clasicismo europeo del siglo XIX, cuya espectacularidad sinfónica cobra nueva vida en esta banda sonora radiante de lirismo. Su ímpetu juvenil no mostró en ningún momento fragilidad en la escritura musical; más bien todo lo contrario, pues con Forever Amber pasó a ser considerado hasta el final de su carrera como uno de los grandes autores de la música en el cine.
Como detalle final señalar que entre sus orquestadores figura Herbert W. Spencer, futuro colaborador de John Williams.

Orquestadores: Maurice de Packh, Edward B. Powell & Herbert W. Spencer.
Director de orquesta: Alfred Newman.
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Día 218: "Interlude" de Frank Skinner (1957)


Max Steiner fue a la Warner Bros. lo que Frank Skinner a la Universal. Y, además, entre ambos también existía algo en común: haber compuesto unas 250 bandas sonoras. La carrera de Skinner comenzó a mediados de los años 30, pero durante cerca de diez años sus composiciones eran relegadas a un segundo plano ya que, en la mayoría de los casos, su labor no fue acreditada por la productora, posiblemente por pertenecer a producciones de serie B.
En 1948, con el estreno de The naked city de Jules Dassin, el músico estadounidense empezará a ser reconocido por esta colaboración con Miklós Rózsa, aunque aún todavía de manera irregular. El estudio seguía sin darle oportunidades de relieve, y no sería hasta su encuentro en 1951 con el magnífico director Douglas Sirk y su película The lady pays off, que Frank Skinner empezara a ser identificado con el éxito profesional. Sus posteriores trabajos juntos no serían demasiado significativos, pero en 1954 los dos artistas encontrarían su particular El Dorado con Magnificent obsession, origen de una serie de melodramas que son hoy en día considerados como los más influyentes de la década de los 50, destacando All that heaven allows, Imitation of life e Interlude (Interludio de amor).
Protagonizada por June Allyson y Rossano Brazzi, Interlude es la historia de una mujer que va a Munich en busca de aventura y romance. En la ciudad alemana conoce a un célebre director de orquesta sinfónica, entablándose a continuación la inevitable historia de amor. Skinner parte de un refinado tema central a modo de preludio de concierto para piano, que sirve para desarrollar un score de profundo y elegante romanticismo, seña en el fondo de identidad del compositor nacido en Illinois. De hecho, casi todas sus obras de aquella época se caracterizan por enfatizar el componente sentimental al que añade pequeñas dosis de sobrio dramatismo.
Como detalle indicar que en el archivo de Goear podéis escuchar la banda sonora completa en forma de Suite.


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Día 217: "20,000 leagues under the sea" de Paul J. Smith (1954)

Desde The Barnyard Concert (1930) hasta The three lives of Thomasina (1964) la filmografía, de unas 100 obras, del compositor estadounidense Paul J. Smith se ha caracterizado por su estrecha y fructífera relación con la productora Disney. Escribió la música de un número importante de cortometrajes, documentales y largometrajes, e incluso para las atracciones de sus parques temáticos. Destacan, entre otros, Don Donald, Pluto's playmate, Tiger trouble, Cinderella (animación); Pollyanna, Swiss Family Robinson, Moon pilot (imagen real); o la serie de televisión presentada por el propio Walt Disney Disneyland, que estuvo en antena desde 1954 hasta 1982.
Pero, sin lugar a dudas, sus dos bandas sonoras más importantes son la obra maestra de animación Pinocchio y la entrañable aventura cinematográfica 20,000 leagues under the sea (20,000 leguas de viaje submarino). Para esta última, Smith recreó el particular mundo de los océanos a través de una composición que acentuaba lo imponente de la ambientación marina. Recurriendo a un leitmotiv de tono aventurero, construyó el score a partir del mismo, en una sucesión de arreglos que reforzaban la temática de dicho género.
20,000 leagues under the sea fue un enorme éxito de taquilla en su momento, gracias principalmente a la sólida realización de Richard Fleischer, a los insuperables, para la época, efectos visuales, a la carismática interpretación de Kirk Douglas y, cómo no, a la académica partitura de Paul J. Smith, autor que siempre supo adaptarse al cine de corte familiar gracias a su sólido sentido de lo incidental.

Orquestador: Joseph S. Dubin.


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Día 216: "Femme fatale" de Ryuichi Sakamoto (2002)

Merry Christmas, Mr. Lawrence, The last emperor, The sheltering sky, Tacones lejanos, Wuthering heights, Snake eyes, Silk y Femme fatale son las bandas sonoras más reconocidas internacionalmente del compositor japonés Ryuichi Sakamoto, aunque más que por ser de mayor calidad que el resto, en el fondo por pertenecer a películas cuyo éxito ha sido apreciable.
En 2002 compuso la música de la irregular pero interesante película dirigida por Brian de Palma Femme fatale, cineasta con el que ya había colaborado cuatro años antes en Snake eyes. El realizador estadounidense es considerado por gran parte de la crítica especializada como un continuador del estilo del maestro Alfred Hitchcock, algo que es notorio en thrillers de su primera etapa como The fury, Carrie, Dressed to kill, Body double, Sisters o, sobre todo, Obsession. Para estos dos últimos contó con la inestimable, y obvia, colaboración de Bernard Herrmann, quien compuso sendos scores que revisitaban su añorada colaboración con el genio del suspense.
Para Femme fatale, y en menor medida para la precedente Snake eyes, Sakamoto retoma el estilo de Herrmann en el que prima una ambientación musical que combina con armonía el más puro romanticismo con las tonalidades sombrías que destacan lo misterioso de la acción. Sin embargo, la banda sonora adolece de una regularidad temática que provoca cierto decaimiento. Pese a ello, Femme fatale es un score notable y, sobre todo, recomendable por su loable intento de rememorar a un autor inigualable en la historia de la música.

Orquestadores: Kevin Towned & Gil Goldstein.

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Día 215: "Los Borgia" de Ángel Illarramendi (2006)

Autor de siete sinfonías, poemas sinfónicos, misas, música de cámara y, obviamente, música de cine, la obra del compositor Ángel Illarramendi es una de las más prolíficas y apasionantes del panorama no sólo español sino también internacional. De entre sus más de 30 bandas sonoras sobresalen El último viaje de Robert Rylands, Cuando vuelvas a mi lado, La isla del cangrejo, El hijo de la novia, La buena nueva y, sobre todo, Los Borgia.
El telefilme Los Borgia, que llegó a estrenarse en pantalla grande en una versión más reducida, está dirigido por Antonio Hernández y protagonizado por Sergio Peris-Mencheta. Lo más destacable de su producción, aparte de sus decorados y de su vestuario, es la composición de Illarramendi. Situándose muy por encima del endeble guión escrito por Piero Bodrato y Antonio Hernández, el músico vasco recrea una Italia del siglo XV llena de corrupción y disputas familiares a través de una partitura que elude en cierta medida las evidentes referencias musicales de época, para centrarse en una recreación más cinematográfica en la que priman las melodías que van desde lo contenido hasta lo épico.
Es un score ejemplar por su sobrecogedora descripción de situaciones, y en él Illarramendi profundiza, con su estilo de sobria elegancia sinfónica, en una realidad de tonalidades lúcidas pese a lo oscuro de la historia.
Manuel Parada, Jesús García Leoz, Juan Quintero, Manuel Balboa, Antón García Abril, José Nieto, Alberto Iglesias, Roque Baños, Carles Cases y, por supuesto, Ángel Illarramendi forman lo más granado de la música cinematográfica española; un género con frecuencia menospreciado y que, poco a poco, va siendo reconocido por la indiscutible calidad de unos autores excepcionales.

Orquestador: Ángel Illarramendi.


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Día 214: "Beyond the forest" de Max Steiner (1949)

Beyond the forest (Más allá del bosque) fue uno de los melodramas clásicos de la Warner, vehículo cinematográfico a mayor gloria de una de sus más importantes estrellas, Bette Davis, secundada en este caso por el siempre comedido Joseph Cotten, y dirigidos por un genio llamado King Vidor (The big parade, Duel in the sun, War and peace).
Para la escritura del score se contó, como cabeza de filas de la productora, con otro genio, el austriaco Max Steiner, quien firmó, una vez más, una partitura intensa que acentuaba el componente melodramático típico de las películas de la época.
Steiner siempre ha sido un autor de enorme profesionalidad. En sus cerca de 250 bandas sonoras compuestas desde 1916 hasta 1965, trazó un recorrido musical en el que daba prioridad al estilo académico inspirado en el clasicismo de compositores como Richard Wagner o Gustav Mahler, y en el que el empleo de un leitmotiv central condicionaba toda la elaboración del score. En el caso de Beyond the forest, parte del tradicional Main title, que englobaba casi todo el carácter melódico de la obra, para desarrollar una música de innegable fuerza y elegancia.
Indicar finalmente que, como gran parte de sus bandas sonoras, aún no se ha editado a día de hoy el CD de la misma.

Orquestador: Murray Cutter.


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Día 213: "Pooh's Heffalump movie" de Joel McNeely (2005)

Pooh's Heffalump movie (La película de Heffalump) es la demostración del talento melódico del gran Joel McNeely. Situándose a la misma altura que otras colaboraciones para la productora Disney como Iron Will, Return to Never Land, Mulan II o Cinderella III, Pooh's Heffalump movie es una banda sonora que se apoya en un tema central (Main theme) de apenas cinco notas que se repite a lo largo del score a modo de variaciones temáticas que inundan de colorido y belleza musical la película dirigida por Frank Nissen.
McNeely es un autor que controla como pocos el tempo de cada partitura, subrayando la acción de manera ejemplar y sin demasiadas estridencias, tan típicas del cine actual. De hecho, parece desear desmarcarse de las composiciones del género de animación en las que prima el exceso y el ímpetu desbordado. En Pooh's Heffalump movie prevalece la moderación de las orquestaciones de David Slonaker (arreglista de bandas sonoras tan importantes como Sleepy Hollow, Big fish o Amelia), quien desarrolla una instrumentación muy al estilo Williams, pero nunca desde la copia superficial sino desde la honestidad.

Orquestador: David Slonaker.



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Día 212: "Tucker: The man and his dream" de Joe Jackson & Carmine Coppola (1988)

El músico británico Joe Jackson sólo ha compuesto para cine y televisión 6 bandas sonoras, y la última, Ironbound, hace ya 16 años. Pero su paso por el mundo de la música cinematográfica ha dejado una huella imborrable gracias a su trabajo para la brillante película de Francis Ford Coppola Tucker: The man and his dream (Tucker: Un hombre y su sueño).
Jackson recrea las décadas de los 40 y los 50 con una sucesión de melodías caracterizadas por su abierto tono alegre. Es una banda sonora en la que el jazz, en sus diversas variantes (swing, bebop, mainstream, ...), y el blues hacen que la película cobre dinamismo, incluso por encima del propio énfasis de Coppola.
Tucker no es un score que resalte el componente tradicional sinfónico, pues Joe Jackson prefiere decantarse por la temática posiblemente más previsible pero, en el fondo, imprescindible a la hora de trazar la línea musical del filme.
Destacan cortes como Captain of industry (Overture), Showtime in Chicago (Goear) o Rhythm delivery, arquetipos que revelan la lucidez de una época en la que la música era pura energía vital.

Música adicional: Carmine Coppola.


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Día 211: "The horse whisperer" de Thomas Newman (1998)

Compuesta entre dos de sus mejores partituras, Oscar and Lucinda y la ya comentada Meet Joe Black, The horse whisperer (El hombre que susurraba a los caballos) es una banda sonora que revela el gran carisma musical de Thomas Newman, manisfestado en este caso en el empleo de una temática melódica de inspiración clásica, muy del gusto del que fuera su padre, el gran Alfred Newman. Pero el compositor californiano no pretende, en el fondo, restaurar el viejo estilo grandilocuente del Hollywood dorado, sino más bien hacer un sincero homenaje desde su peculiar carácter minimalista que evita los trazos gruesos para centrarse en lo esencial de la música cinematográfica.
Thomas Newman es un autor que ha sido muy imitado en los últimos años, llegando a ser considerado como uno de los más innovadores. En The horse whisperer encontramos un purismo formal y estructural que subraya las melodías un tanto etéreas, pero ahora desde la perspectiva de la música folk en perfecta simbiosis con la sinfónica. Ello es patente en el magnífico corte Montana, modelo de un score que exalta con singular sutileza lo vasto del paisaje estadounidense.

Orquestador: Thomas Pasatieri.
Música adicional: Beth Hooker.

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Día 210: "Backdraft" de Hans Zimmer (1991)

El realizador (y actor, productor,...) Ron Howard puede presumir de su visión a la hora de llevar a buen puerto sus proyectos, por lo general bien recibidos por parte del público. Ejemplo de ello son películas como Splash, Cocoon, Willow, Apollo 13, A beautiful mind, The Da Vinci Code, Frost/Nixon o Angels & demons. Aunque en el camino se han quedado relativos tropiezos como Far and away, EdTv o The missing, es indudable que su filmografía resulta todo un modelo de director y productor avispado. Además, Howard, consciente del valor de la música en el cine, ha sabido rodearse de compositores tan importantes como Lee Holdridge, John Williams, James Horner, Randy Newman, Thomas Newman o Hans Zimmer.
En 1991 estrenó una de sus películas menos valoradas por la crítica pero que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un pequeño filme de culto: Backdraft (Llamaradas). Protagonizado por un reparto de campanillas, encabezado por Kurt Russell, Robert de Niro, William Baldwin, Jennifer Jason Leigh, Rebecca de Mornay, Donald Sutherland y Scott Glenn, cuenta con el inestimable score del músico alemán Hans Zimmer, quien firma una partitura que mezcla con su habitual pericia lo electrónico con lo sinfónico.
Zimmer ha evolucionado con los años hacia unas bandas sonoras centradas más en lo orquestal. Aunque sigue recurriendo a sus inseparables sintetizadores, en Backdraft Zimmer se decanta por la escritura de una música acorde con el carácter épico de la historia. Para ello se apoya en una temática muy enfática, cercana casi a las fanfarrias ampulosas, pero cuya intensidad se centra en el lado más humano, reforzando con ello el acercamiento del espectador a unos personajes al borde de la tragedia.

Orquestadores: Bruce Fowler, Larry Rench (adicionales) & Shirley Walker.



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Día 209: "Trois couleurs: Rouge" de Zbigniew Preisner (1994)

Desde Bez konca (No end), en 1985, hasta Trois couleurs: Rouge, en 1994, la relación artística entre el realizador Krzysztof Kieslowski y el músico Zbigniew Preisner ha sido una de las más fructíferas del panorama cinematográfico. La double vie de Véronique, Dekalog o la trilogía Trois couleurs son el exponente de dos autores de innegable talento que se caracterizan por su poder expresivo más allá de convencionalismos.
En el caso de Trois couleurs: Rouge (Tres colores: Rojo), su último trabajo juntos debido al fallecimiento dos años después de su estreno del director nacido en Varsovia, Preisner plasma en el pentagrama una composición de matices poéticos que refuerzan con sobriedad los temas de la soledad y el amor no correspondido. El músico polaco, a través de su estilo mezcla de clásico y vanguardista, llega incluso a inventarse a un compositor supuestamente del siglo XVIII, Van den Bundenmayer, que sirve de nexo entre los tres personajes principales interpretados por la bellísima Irène Jacob, Jean-Louis Trintignant y Jean-Pierre Lorit. Es, en el fondo, una excusa artística que intenta consolidar la idea de que el amor es imprevisible, evocada gracias a la melancólica y sugerente composición de Preisner.
No es una banda sonora que busque lo previsible, ni tampoco de fácil audición, pero sí un claro ejemplo del talento de un autor que siempre ha sabido retratar con su música el lado menos visible de las relaciones humanas.


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Día 208: "Dracula" de Wojciech Kilar (1992)

El compositor polaco Wojciech Kilar es autor de más de 150 bandas sonoras, la mayor parte pertenecientes a películas de su país de origen, donde ha trabajado con realizadores de prestigio internacional como Krzysztof Kieslowski o Andrzej Wajda.
Su salto a la popularidad fue debido a Francis Ford Coppola, quien lo contrató para componer el score de su adaptación de la novela de Bram Stoker Dracula (Drácula). A partir de ese momento volvió a colaborar en otras producciones no polacas destacables como The portrait of a lady, The ninth gate, The pianist (estas dos últimas dirigidas por Roman Polanski) o la más reciente We own the night.
En el caso de Dracula, Kilar hace gala de su peculiar estilo vanguardista elaborando una partitura de tonos sombríos e inquietantes, pero que no evita la elegancia refinada típica de los autores del viejo continente. Siguiendo una línea formal próxima a músicos como Górecki o Penderecki, Kilar imprime a su creación de una fuerza habitual en este tipo de filmes de género, al menos en aquellos de corte más clásico, dejando de lado las sonoridades propias de los compositores más jóvenes que prefieren las melodías atonales con predominio de la electrónica.
Su célebre tema Love remembered es ya hoy en día uno de los más importantes de la historia de la música cinematográfica, al igual, pero quizás en menor medida, que The beginning o The brides, que describen con apasionada contundencia el singular universo que Stoker nos legó.

Orquestadores: Wojciech Kilar & Katherine Quittner (no acreditada).
Música adicional: Katharine Quittner (no acreditada).


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Día 207: "Sen to Chihiro no kamikakushi (Spirited away)" de Joe Hisaishi (2001)

Desde Hajime ningen Gyatoruz (1974) hasta Ururu no mori no monogatari (A tale of Ululu's wonderful forest) (2009), el músico japonés Joe Hisaishi ha escrito más de 70 bandas sonoras entre cine y televisión. Gran parte de su reconocimiento internacional es debido a su colaboración con el realizador Hayao Miyazaki, para el que ha compuesto, entre otras, las partituras de películas animadas como Mononoke-hime (Princess Mononoke) o Hauru no ugoku shiro (Howl's moving castle).
De 2001 es, posiblemente, la obra más destacable de dicha colaboración: Sen to Chihiro no kamikakushi (Spirited away) (El viaje de Chihiro). Hisaishi construye un score que sigue las pautas que han caracterizado a toda su obra, es decir, melodías ambientales de arrolladora belleza y profundo sentido de lo épico. Pero su música no pretende conmover desde lo previsible del cine de animación, sino más bien evocar, con una constante sensación de melancolía, un universo de infinita imaginación que parece querer unir realidad con ficción.

Orquestadores (no acreditados): Joe Hisaishi, Kazunori Miyake & Jun Nagao.




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Día 206: "The Caine mutiny" de Max Steiner (1954)

Una de las bandas sonoras más míticas de la historia del cine es The Caine mutiny (El motín del Caine), escrita en 1955 por el vienés Max Steiner. Y lo es, en el fondo, por su carácter de rareza entre los aficionados. Aún sin editar oficialmente, se trata de un score marcial que parece no querer evitar en su casi totalidad ese tono militar en el que una marcha principal sirve de nexo de unión entre los temas incidentales.
Steiner fue un maestro del detalle, sobre todo en la acentuación de los momentos más románticos y los más melodramáticos, en los que daba rienda suelta a su conocido estilo enfático que tanto marcó al Hollywood dorado de los años 40 y 50.
The Caine mutiny narra el incidente durante la Segunda Guerra Mundial a bordo de un dragaminas de la Marina estadounidense, centrado en el amotinamiento de dos oficiales al considerar que su capitán actuaba reiteradamente de manera incompetente. Steiner no duda, en la primera parte de la banda sonora, en enfatizar lo bélico a través de la reiteración de la marcha principal, como obviando el drama posterior. Pero a medida que la acción anuncia el conflicto, el músico austriaco se decanta por la escritura de una partitura mucho más densa en la que predomina el componente dramático.

Orquestador: Murray Cutter.


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Día 205: "Message in a bottle" de Gabriel Yared (1999)

Autor de cerca de 100 bandas sonoras, el músico libanés Gabriel Yared es hoy en día uno de los compositores cinematográficos con más prestigio dentro de la industria. A ello han contribuido de manera notable scores como L'amant, Wings of courage, The english patient o The talented Mr. Ripley.
En 1999, entre City of angels y Premier de cordée, Yared compuso el score de la almibarada producción dirigida por Luis Mandoki y protagonizada por Kevin Costner, Robin Wright y Paul Newman, Message in a bottle (Mensaje en una botella). Basada en la lacrimógena novela de Nicholas Sparks (The notebook, Dear John), la película se brinda, por su sentido recargado de lo romántico, a la escritura de una partitura abiertamente apasionada. Y qué mejor músico para ello que Gabriel Yared, sin duda alguna uno de los autores más dotados de capacidad melódica en este tipo de encargos.
Message in a bottle se abre con el tema To all the ships at sea, perfecto preámbulo de una serie de cortes que describen con entusiasmo el carácter melancólico de la historia. Yared se sirve del protagonismo del piano y de la guitarra, sutilmente acompañados por sus hermanos de cuerda, para diseñar una obra que seduce por su arrebatada belleza formal y que sólo parece decantarse por lo dramático en contadas ocasiones, como el tema del archivo de Goear, Storm.

Orquestadores: John Bell y Gabriel Yared.




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Día 204: "North by Northwest" de Bernard Herrmann (1959)

North by Northwest (Con la muerte en los talones) fue la quinta colaboración entre Bernard Herrmann y Alfred Hitchcock, situándose cronológicamente justo después de Vertigo. La película del maestro británico es considerada como una de sus indiscutibles obras maestras, y a ello contribuye de una manera destacada la vigorosa partitura compuesta por Herrmann.
El score comienza con su célebre Overture, un guiño musical, por decirlo de alguna manera, en el que el artista neoyorquino juega con las posibilidades instrumentales del fandango para elaborar un prólogo de innegable energía que anuncia que nos vamos a encontrar con una historia que mezcla como pocas la comedia y el suspense. Sin embargo, Herrmann, quizás por su personalidad melancólica y poco sociable, no poseía apenas sentido del humor musical (The trouble with Harry es una más que honrosa excepción), y por ello la banda sonora acaba decantándose por un tono más cercano al romanticismo (Conversation piece) y, principalmente, por una ambientación propia de thriller, aspecto para el que siempre supo dar lo mejor de su genio.
La parte final de la obra incluye uno de los momentos más espectaculares de toda la filmografía de Bernard Herrmann; se trata del corte Mount Rushmore/Finale (edición de Varèse), en el que narra musicalmente uno de los desenlaces más contundentes de la historia del cine.

Orquestador: Bernard Herrmann.




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